- Para llevarnos bien con un gato debemos intentar no parecer amenazantes e intentar la forma de comunicación que tienen ellos.
- Para «hablar» con nuestros gatos tendremos que fijarnos en cómo se comunican entre ellos y, básicamente, imitarlos, siendo una parte fundamental la paciencia, ya que respetar sus tiempos y sus señales (cuándo quieren y cuándo no interactuar con nosotros). Darles tiempo y espacio.
- Primero agacharnos hasta ponernos a su altura, sentarnos en el suelo tranquilamente y, como truco, ponernos hacia un lado, para hacernos todavía más pequeños. Así somos menos amenazantes ya que al ser animales tan pequeños podemos ser una fuente de miedo para ellos.
- Parpadear mucho y muy lento es señal de vulnerabilidad y los anima a confiar.
- Una vez estamos sentados frente al gato, lo que haremos es ofrecerles un dedo de la mano. «Cuando interactúan entre ellos, hacen un nariz con nariz, se huelen ligeramente, por eso recomiendo que pongamos el dedo o la mano muerta por debajo de sus ojos, en vez de lanzarnos a su cabeza, lo que puede asustarles».
- «También la podemos poner sobre el suelo para dejar que el gato nos huela y que decida si quiere acercarse o irse».
- «Después de esa nariz con nariz, viene la cabeza con cabeza. Nosotros podemos colocar la mano muerta a la altura de su cabeza para animarle a frotarse con ella, siempre dándole el control a él de decidir lo que hacer y que así, no se sienta acorralado
- Señales muy claras que nos harán saber que el gato está cómodo cuando les acariciamos, la más conocida, el ronroneo. «También, si cierran los ojos mientras lo acariciamos o pone la cabeza encima de nuestra mano, significa que están disfrutando de las caricias»,
- Si el gato agita el rabo o empieza a aplanar un poco las orejas es que no está muy cómodo, al igual que si gira la cabeza hacia otro lado o si coloca su pata entre nosotros y él. Todas estas son señales de que no está a gusto y que, si continuamos, podemos llevarnos un mordisco»
- Las interacciones para que sean positivas tienen que ser cortas y bajas de intensidad, siempre dejándonos guiar por ellos.